¡Piadosísima Señora Virgen María traspasada de dolor! Mira tu Hermandad, y pues eres Abogada de los Pecadores y la Mediadora de todas las Gracias, pide a tu Divino Hijo, nos conceda de un modo eficaz, cumplir como buenos hijos y Hermanos de ésta tu Hermandad.
Tuyos somos y tuyos queremos ser. Tú eres nuestra Alegría, Tú nuestro Consuelo, Tú nuestro Amor, Tú nuestro Anhelo. Señora Reina y Madre, concédenos ser siempre fieles a las promesas de nuestro Bautismo, para que renunciando al pecado, vivamos y muramos bajo tu mirada maternal.
Amén