Dulce Nombre de Jesús
Como en la orden dominica se tiene gran devoción a la advocación del Dulce Nombre de Jesús desde que en el siglo XIII su Maestro General, fray Juan de Vercelis, dictaminara que en todas las casas de la orden hubiera una capilla dedicada a este culto, de ahí que sirviera como sede canónica para la hermandad desde su traslado a este templo en extramuros. Los dominicos propiciaron el nacimiento de cofradías del Dulce Nombre en todo el mundo desde entonces, las cuales solían procesionar en Navidad con Jesús Niño (posteriormente se vincula al momento de su perdida en el Templo) y el Jueves Santo, con un nazareno, es decir, una imagen de Jesucristo con la cruz a cuestas. Sin embargo, por su parte, el historiador Mesa Ginete dice que en 1611 hay en la Colegial un altar del Nombre de Jesús, con lo que induce a pensar que la Hermandad pasó a Santo Domingo mucho después de suprimido el hospital de Santa Catalina.
Se dice que por entonces a imagen del Niño Jesús era articulada y vestía con túnicas del color que marcaba el tiempo litúrgico. Sin embargo, la actual imagen titular de la hermandad nada tiene que ver con este devenir histórico pues es obra posterior. Es del siglo XVIII, y de ella se desconoce con certeza su autoría, aunque si se dan diferentes noticias de interés al respecto. Los únicos datos documentales son los que da a conocer el doctor Moreno Arana en los legajos descubiertos como libro de cuentas de la hermandad, donde obtenemos interesantes datos acerca de esta obra, como que en 1776 se da noticia de que la cabeza de la escultura del Dulce Nombre de Jesús ha sufrido un accidente y ha quedado rota, encargándose hacer una nueva y pagando por ella 240 reales. Nada se dice de a quién se le encarga y qué ocurre con el resto de la escultura o cómo es, siendo que sólo cuatro años más tarde, en 1780, se dice que se ha hecho un Niño Jesús nuevo con su peana dorada y por un importe de 900 reales. El único nombre al respecto de esta figura escultórica que aparece en dichos documentos, es la intervención que Pedro Vácaro, hijo del escultor Jácome Vácaro, realiza en ella, diciendo que por su “composición” se le pagan 300 reales.Estamos ante una obra de arte excepcional. Es encantador, como todos los Niños, pero este es diferente. De tamaño es algo mayor. Su rostro es bellísimo, desprende la dulzura de su denominación y transmite alegría, pero la gran diferencia plástica que lo singulariza está en su peinado, cuyo origen debe estar en una sensibilidad italiana, genovesa, acaso napolitana. El Niño sostiene en su mano derecha el báculo crucífero mientras que en su mano izquierda, con la palma expendida hacia arriba, porta la bola del firmamento. Esto lo liga al tipo iconográfico del Niño Jesús de la Bola, de raigambre medieval pero muy extendido durante el barroco. Con ambos atributos se quiere representar como salvador resucitado y creador del universo, todo sustanciado en su Dulce Nombre.
Pese a la desamortización y los avatares históricos ciertamente adversos a las cofradías, consta que la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús, aun suprimida en 1771, salió en procesión de devotos en 1789 con San Vicente Ferrer el Miércoles Santo. Igualmente hay constancia de que hacía estación de penitencia durante el XIX el Dulce Nombre de Jesús, con corona de espinas y una cruz a cuestas, San Vicente Ferrer y la Virgen de Confortación con el Ángel Confortador.
Continuo saliendo hasta 1834, pues al cerrarse su sede canónica el 19 de agosto de 1835 ya no volvió a salir en todo el siglo XIX a pesar de que continuaba lánguidamente con sus cultos. En 1868 se cerró el Convento de Santo Domingo no abriéndose hasta tiempo después por lo que la Hermandad queda prácticamente sin culto. En 1897, la provincia dominica de Andalucía queda restablecida –tras la restauración en España en 1879, siendo el convento jerezano el primero en recuperar la actividad monástica de la Orden de Predicadores en nuestra actual comunidad autónoma recuperándose el culto al Dulce Nombre de Jesús que fue conocido como “El Niño perdido”, aunque bien es cierto que al Dulcísimo Jesús nunca se le dejó de venerar pues se le practicaba ejercicio de triduo por los Padres Predicadores.
Actualmente, el Dulce Nombre de Jesús sale en procesión en ocasiones extraordinarias, supeditándose a los cultos en su Festividad el 3 de enero, donde los niños de la hermandad son los protagonistas de su Solemnidad.
En 2017 fue restaurado por Ars Nova, bajo la dirección de Fabián Pérez Pacheco.
Fuente: Fabián Pérez Pacheco
Oración al Dulce Nombre de Jesús
¡Divino Niño Jesús! Embeleso de los Ángeles, alegría de las almas justas y corona de todos los Santos, Jesús amoroso en quien el Padre puso todas sus complacencias y que para satisfacer por nuestros pecados, te encarnaste en las entrañas de María Virgen.
Te pedimos Niño Divino, nos enseñes el camino de la Santidad que mana de tus ojos, para que siguiendo tus huellas, podamos ver tu rostro en el Cielo.
Amén.