“Santo, santo…Dios. Bueno, bueno…los difuntos. Puro, puro…los habanos”

Queridos hermanos:

Hoy jueves, a las 20:00 h celebramos el tercer día del Quinario, y ayer Fray Felipe Ortuno nos explicaba que hay que caer en la cuenta de lo que somos realmente. Y precisamente ayer, Miércoles de Ceniza, era un día para caer en la cuenta no de nuestras culpas, sino de la realidad, de nuestra realidad.

El Señor viene a perdonarnos, a darnos misericordia, pero debemos hacer un esfuerzo para descubrir y reconocer nuestro pecado, en qué fallamos.

Nos decía que en nuestra vida espiritual, a veces, nos complicamos mucho y que el Evangelio nos da las armas para hacerlo mucho más sencillo.

En primer lugar con la LIMOSNA. El Señor quiere que nos desprendamos, cada uno como quiera y sienta, pero con humildad, sencillez y sin buscar reconocimiento.

En segundo lugar con el AYUNO, que no significa otra cosa que provocar en nosotros hambre de lo esencial, hambre de Dios.

En tercer lugar con la ORACIÓN. Para explicar esto citó a Santa Teresa, que decía que “ORAR ES TRATAR DE AMOR CON AQUÉL QUE SABEMOS QUE NOS AMA”. Y nos decía también que el Señor no nos obliga a nada, que podemos rezar de muchísimas maneras, pero que no dejemos de orar.

En definitiva, nos insistía en que Él nos pide que veamos dónde estamos y a dónde queremos ir.

Por último no olvidemos que las palabras del rito “Conviértete y cree en el Evangelio” nos ponen en ese camino hacia dónde ir, hacia donde encontrar ese sentido y ese compromiso que Dios nos pide.